Capítulo 2: "Esa luna sigue ahí"

Hola, derrota, te presento al albo. No, ya nos conocemos, en una épooca nos veíamos re seguido, pero ahora hace una bocha de tiempo que no. Bueno, fue en diciembre de 2008, en esta misma cancha, con este mismo rival.

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Qué se le va a hacer. El partido estuvo interesante, tenso. Mañana en los diarios va a salir que el partido fue un bodrio y que Santa Rosa jugó horrible. Pero esto es porque la prensa de Santa Rosa es antifútbol y anti equipos locales. Les encantan las bobadas tipo Dakar, tipos que vienen con motos gordas de Ucrania a rompernos los caminos. Las cosas seudo internacionales como un pequeño campeonato sudamericano de la versión femeninas de un deporte que se juega en nueve países. Bueno, volvamos al fútbol: Milton cree uno, que el partido de ayer estuvo interesante, y que dos, se explica por dos momentos claves de mala fortuna y porque el equipo que está enfrente es una ma- qui-ni-ta. Punto.

Vamos a los dos momentos clave, que ocurrieron en el área chica del lado de la calle Civit. Una en el primer tiempo, veintidós minutos: Fernando González defendiendo un centro, recibe un cabezazo, debe salir. Al quedarnos sin número seis, Cartucho Maidana se mete atrás a cubrir hasta que Fernando entre, pero entonces nos quedamos sin número cinco. Alguien en Doblas aprovecha ese vacío que queda para tirar un hermoso pase a Gehl, que va corriendo como chicotazo por la derecha, entra por el vértice del área y define cruzado. Cuando Fernando vuelva a la cancha, estaremos un gol abajo. Ese gol, producto de la mala fortuna y de la falta de atención a la pregunta 147 del manual de juego ("Cuando Cartucho releva, ¿quien releva al que releva?"), nos dejó abajo. Ese gol va a marcar todo el resto del partido.

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El resultado es mentiroso. Santa Rosa no jugó mal. Intentó siempre. Un empate en uno no hubiera sorprendido a nadie, y pudo ser. Pero no había muchos caminos. El tremendo viento cruzado genera un lío: impide que se pueda jugar con todo el ancho de la cancha, y entonces facilita las cosas al que defiende. Un rol en el que Doblas se siente comodísimo, lo hacen superbien, encima son muy rápidos arriba así que no se los puede abrumar tirándoles la carreta encima.

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Otra jugada clave fue la de los tres minutos del segundo tiempo cuando se lesionó Coria, el arquero de Doblas. Con el árbitro un poco dormido, eso congeló el partido durante seis o siete minutos, que fueron metiéndole stress al reloj y quebrando un poco el ìmpetu de Santa Rosa, que fue claramente mejor en toda la primera media hora del segundo tiempo. La lesión de Coria hizo que se perdiera el momento clave, los primeros diez del segundo. El resto estubo bravo, costó entrar. Tío Pumba dice que se debiò haber a-bu-sa-do de la pelota parada, Condo quiso hacer algo de eso metiendo a jugadores altos como Francia y Lezcano, pero el ADN de nuestro juego es hacer un pase mas a ver si se puede por abajo, y esa ficha en Doblas la re-conocen.

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Los últimos cinco estuvieron de más. A Fer González le saltó la térmica y terminó yéndose por una patada que pega desde atrás en la mitad de la cancha. Después están los dos goles de yapa que Doblas mete en grandes jugadas. Un hermosísimo tiro libre de Bonomo, un desborde centro atrás que sucedía ya con el partido redefinido. Pero Doblas está en estado de gracia, todo lo que hacen les sale bien, hasta cuando se lesiona el arquero. Milton creer que esto en algún moemnto va a dejar de suceder, que algun espejo se va a caer, algún gato negro se creuzará, que se les va a romper el hechizo y no van a ganar un partido nunca más en la puta vida. Papá de Milton no cree en brujas ni en hechizos. Los tipos juegan bien en serio. Y tienen la ventaja de que todo el mundo les juega como si fueran un equipo de pueblo.

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"Hay que ganarles, y además, pegarles", dice el Hincha Loco de Santa Rosa, queriendo jugar ya la revancha en Doblas. Tío Puimba desaprueba la violencia y le explica, muy lentamente, con un garrote en la mano, como hay que ver la situación en contexto. Miranos cinco o seis años atrás, eramos un muñeco vudú llenos de alfileres por todas partes, en serio riesgo de desaparecer. Si hoy nos volvemos a mirar al espejo, nos hemos sacado todas las alfileres. Bueno, así como se fueron todas esas, se va a ir esta de que Doblas nos gane, ya vas a ver, canta Tìo Pumba, un metro ochenta y nueve y ciento once kilos, ya vas a ver como van sanando poco a poco tus heridas, cómo va la misma vida a decantar la sal que sobra en el mar. Nos vemos en Winifreda, Tío Pumba, dice Papá de Milton, se abrazan, y se van tranquilos cuando pasan los interminables quince minutos.

Nos vemos entonces, decimos. Cuando nos subimos al auto, Papá de Milton me explica. Qué suerte que no estamos en la B, que era tremendo. Con un solo ticket para el ascenso, cada punto que dejabas, sea por empate o derrota, era un drama, una pequeña vergüenza. Lo que queríamos era estar acá, se gana, se pierde, pero volvemos a casa y tomamos mate sin clavarnos puñales.

Abrazo.

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Santa Rosa 0 - Independiente de Doblas 3

El albo formó con Michelena; Calvente, Constantino, Fernando Gonzalez, Epinal; Rambur, Maidana, Agüero y Sayago; Susvielles y Abrigo. En el ST entraron Walter Nicollier, Gastón Lezcano, y Lucas Francia. El mismo equipo, los mismos tres cambios que contra All Boys. El partido se jugó en el Estadio "Mateo Calderón", de excelente piso y presentación. Milton piensa que tenemos que incluir más rubros en la cantina. 62 espectadores de Doblas, 509 hinchas de Santa Rosa. El viento, fuerte, estaba cruzado, soplando para el lado de la Circunvalación. Nuestra reserva perdió 4 a 3. Antes del partido, en un mundo donde todo pasa muy rápido, se impuso el nombre de "Mario Montigni" a la tribuna popular clásica, la de la calle Ameghino. Con una gran foto donde siempre te estaremos viendo. Sí, todo pasa muy rápido, seamos felices ahora y no renegemos por pavadas. En primera, Santa Rosa jugó con camiseta blanca de manga corta y pantalones blancos, Independiente con camiseta roja con rayas blancas en las mangas. La temperatura era de 31º, lo que tal vez afectó un poco el rendimiento del equipo local. Lo arbitró César González. Bien, digamos.