13 septiembre 2010

Capítulo 22: "Los buenos ganan"

Toda la semana nos sentimos raro. A cada minuto estábamos despedazados entre digerir el festejo de All Boys, un chicle que queríamos tener para siempre en la boca, que cada vez era más rico, pero también teníamos que resetear la compu para la última fecha.

Ojo, había que ganarle a Darregueira. Cada vez que encontrábamos a un jugador, pensábamos, uy, si se lo decimos, van a pensar qué mala onda. Entonces no se lo decíamos. Pero lo pensábamos: Darregueira no es menos que Unión y Amistad, y esa vez no pudimos, se acuerdan?

Incluso, más, fíjense, si quieren les pongo mil ejemplos. Preguntale a Lavolpe: Boca tenía que empatar con Belgrano descendido en la Bombonera, y perdió. Desmoralizado, luego Estudiantes le termina dando vuelta el partido. Todos nos ponemos un poco pesados con el tema hasta que Mamá de Milton lo reta a Papá de Milton y Tía Irina hace lo mismo con Tío Pumba. Entonces nos pasamos mirando el Bailando, Tío Pumba está de acuerdo con Fort con que el árabe no se baila con tacos. Pero mientras dice eso, todas sabemos que está pensando, por dentro: "ojalá le ganemos a Darregueira".


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El albo es la vida en blanco y negro, la vida es multicolor cuando sale el albo y el cielo baja a darnos un beso en forma de nubes de magia y calor. Se saca la foto para el álbum, para la historia, pero la historia hay que escribirla, con letra firme, prolija, o con la que salga.

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Pero sale bien, no hay que borrar y volver a escribir. Santa Rosa entra al partido, pega cuatro gritos, y el partido se le acerca como un perrito que vuelve para la casa.

A los dos minutos centro de Pablo, Francia, clank al palo, Lezcano cabecea y la pelota entra en cámara lenta, por primera vez.

A los veintidós minutos centro de Pablo, Coqui la va a buscar al fondo y la trae al pie, la mete al medio, donde Fabri Pérez está solísimo y le queda una pelota tranquila, que entra en cámara lenta, por segunda vez.

Santa Rosa se perdió muchos goles, debió ganar 4 a 0, entre lo que nos comimos y alguna que atajó el "12" de Darregueira. El gol de ellos fue un accidente de tránsito en el área, un cabezazo de Pablo Alanís que, ups, sale para atrás y otra vez también, entra en cámara lenta en el mismo arco de la Ameghino.

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A cada rato, Tío Pumba dice ¡la bandera, la bandera!, y baja la bandera, pero es porque quiere que baje el telón de la función. El telón, de 40 metros por 10 metros, nos cubre a todos, ahí sí vemos la vida en blanco y negro. No lo hace de orgulloso, sino porque tiene miedo. No quiere ver el partido, quiere que los colores nos tapen y nos protejan de los lados oscuros de las fuerzas. No nos importa tener una estrella más, ganar un campeonato, gritarle en la cara algo a All Boys, son cosas que sí nos gustan, pero estamos acá por otra razón, porque queremos ver si es cierto que los buenos ganan. Una vez.

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Milton piensa, uy, estamos desenfocados, fijate que hasta cambiamos la camiseta dando por hecho que hay vuelta al final. Y cambios testimoniales. Pero simbólicos, con apellidos gruesos: Urigüen, Cambur, Nicollier. Fueron, también, una forma de invocar el pasado del club. Un Nicollier tenía que estar.

Pero entonces volvemos a ese partido que hay ahí abajo. Mirá si estos tiran una pelota al área y le pega en el brazo a alguien, protestamos, nos quedamos con uno menos, no tenemos margen. Por un momento pensamos en la humillación que sería no ganar esto que está tan ahí, que se te caiga el chorizo de la boca y se llene de tierra, pensamos eso, y decimos


- ¡bajá la bandera! bajá la bandera!

Porque no queremos ver. Faltan dos minutos para las seis de la tarde cuando empezamos a putearlo a Arias para que lo termine, pero ya tenemos la boca seca de tragar saliva. No sé si fuimos nosotros, `pero alrededor nuestro, la gente se divide en los que cantan y bailan y los que estan medio julepeados. Qué alguien haga algo, dice Milton.

En diferente actitud, abuelo de Milton se cierra el saco, se trepa al alambrado y le grita a Paulo Arias "Terminalo, granuja!".

Su voz tranquila y débil penetra en la cancha justo con un Mateo que ha hecho silencio inesperadamente.

A Paulo Arias le han dicho de todo en su carrera, pero cuando oye "granuja" queda descolocado. Es consciente de que en este partido no hay un campeonato, hay un problema moral.

Por un momento, mira el piso, mientras la pelota vuela por encima de su cabeza. Levanta la cabeza, ve el cielo, se lleva el pito a la boca. Arias toma aire por la naríz, infla los pulmones, hincha los cachetes, le da la espalda al balón. Abre los dos brazos en forma de Y griega. Gira 90 grados, en cámara lenta. El cielo muestra un rayito de luz que pega en la bandera de Mario Montigni.

Arias junta las piernas y ya señala el centro de la cancha.

Todos soplamos, y el también. Desinfla los cachetes y el tiempo está tan detenido que la velocidad de la luz le gana a la velocidad del sonido, pasa como una hora hasta que escuchamos

el primer pitido,

el segundo pitido,

el tercer pitido, largo, melodioso, picante, celestial, eterno


que todavía nos zumba en el oído.

Todos saltamos para festejar y nos abrazamos. No es por nosotros.

Es por el mundo, acá, un lugar y un tiempo, donde los buenos ganan.



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Miren bien esto, acuérdense. We are the chanchos, we are the chanchos. Porque cuando pasen veinte años, nos vamos a seguir acordando. Esto es para nosotros, decimos mientras hacemos el baile de la iguana en el círculo central. Y le damos un beso a Mamá de Gaby, un abrazo a Sabino Agüero, llevamos en andas a abuelo de Milton y hacemos otra vez el baile de la iguana al lado del monumento a San Martín.

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Nos quedan el análisis del partido por partido del campeonato, que va a escribir Papá de Milton, y el análisis técnico con estadísticas que sacamos de la libretita de Tío Pumba. Esta es la ficha del partido de ayer.


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Santa Rosa 2 - Darregueira 1

El albo formó con Bruno Michelena, Diego Calvente, Pablo Alanís, Miguel Quiruleff y Fabricio Pérez; Eliazer Días, Lucas Francia y Gabriel Sayago; Gastón Lezcano, Coqui Susvielles y Ariel Abrigo. En el ST ingresaron Mauricio Rambur, Walter Nicollier y Vaca Urigüenz. El partido se jugó en el Estadio "Mateo Calderón". El juez fue Paulo Airas, que demostro como se puede arbitrar un partido sin sacar ni una amarilla. La temperatura era de 16 grados. Allí había 16 hinchas del visitante y 1318 hinchas de Santa Rosa que dieron la vuelta olímpica,

siguieron por la Ameghino,

izaron la bandera en el mástil de la municipalidad,

fueron hasta la fuente de casa de gobierno,

volvieron al club

y todavía están todos dando vueltas como un trompo.

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Hoy más que nunca, abrazos.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

1.384? q grandes q somos!
tava esperando esto te juro q desde el sabado, firme en la parte anterior, muy bueno el blog, sin palabras

Anónimo dijo...

te diste cuenta una cosa? no por casualidad le pusimos la 22 a la hinchada CAPITULO 22

Anónimo dijo...

HOLA MILTON, LA VERDAD GENIAL ESTE BLOG!!!
Lo leo siempre y quiero felicitart por las cronicas con que relatas todo lo que acontece en los partidos, especialmente la de la ultima fecha en la que se consagraron campeones....juro que me emocionó leerla y ver sus fotos
Quiero comentarte que no soy hicha de Santa Rosa pero respeto mucho el club y feliz porque creo q se re merecen el titulo, muchas felicitaciones!!!!

Anónimo dijo...

hola milton para cuando es la fiesta de festejo por el campeonato???? queremos ir a ver cuando entreguen la copa!!!

Anónimo dijo...

no lo habia leido, si como la 22 la mas grande de todas!!
sigan asi loco con el blog es un orgullo y lean un comentario q hize en ultimos comentarios

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