14 abril 2013

Cuando escuchés esta canción te va a alegrar el corazón

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Cuatro y cinco empieza el partido. Treinta minutos después perdemos uno a cero, y Doblas gana, y Papá de Milton dice: en estos minutos que quedan del primer tiempo nos estamos jugando el campeonato.

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Por primera vez volvemos a estar todos en el Mateo. Mientras abuelo de Milton estuvo en terapia intensiva y Milton lo cuidaba pasaron varias cosas: sacamos un empatecito lindo en Macachín, que pudo haber sido triunfo con un mano a mano que Sandoval tuvo (pero bien, muy bien Sandoval, eh) y que en una jugada chota nos dejó con Wendy afuera por dos fechas. Luego vinimos acá y le ganamos en el Mateo a Penales en lindo partido, con goles de Abrigo y Sandoval, triunfo que nos puso en órbita para mantenernos en primera fila. Y la semana pasada fuimos a Villa Elisa, en un partido chivo, denso, áspero y feroz, que pudimos ganar pero pudimos perder, así que no estuvo tan mal empatar. Media inglesa, triunfo de local y empate de visitante. Con buen pie en el piberío (Abraham jugando cada vez mejor( y algunas cosas de la guardia vieja que remarcar, sobre todo -nos ponemos de pie- y aunque no se nota mucho Pablo Alanís y Mario Ibanbargoitía, y en el medio de esas generaciones, el buen nivel físico y de enchufe de Ariel Abrigo.

Eso es como llegamos hasta acá. En otro sentido, pensemos como llegan los otros. Llegaban de una mal arranque en el campeonato, de una goleada que le metieron a Campos, y de un 2012 en el que nos habían ganado todo lo que nos jugaron.

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Entonces, les decía: por primera vez todos en el Mateo. Tío Pumba tienen un buzo que dice "90 ANOS DE GLORIA" y Papá de Milton le hace notar que no se le ve mucho la ceja de la eñe. Tío Pumba le dice que lo va a arreglar a eso. Entramos al estadio con abuelo de Milton, que en la alfombra roja del Mateo saluda y es saludado por celebridades como Marcelo Costantino, Panza Susvielles, Gustavo Arballo, Leandro Bernardelli, Gaby Sayago, Condorito Villegas y otras reconocidas figuras del albo. Los clásicos siempre convocan gente. Milton cuenta con las aletas y anota: 319 hinchas de Santa Rosa, 129 hinchas de All Boys. Esto es, siempre, un gran espectáculo.

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Algo es claro: algo le pasa a All Boys. Hay decisiones erróneas (Saffeni jugando en cualquier lado) pero no es táctico, ni es físico. Es mental. No tienen muchas ganas de jugar. Y Santa Rosa sí, así que se nota. En el lindo quilombo que genera el viento (pelota muy viva, cuesta bajarla, cuesta subirla) Santa Rosa sale siempre verticalizando y avanza. All Boys va un segundo tarde y su arco es cascoteado (en sentido metafórico) y petardeado (esto último en sentido literal).

Pero el destino, ciego a las culpas, es despiadado con las mínimas distracciones. Fabricio y Mario I. suben a cabecear en un tiro libre y no dejamos alguien de más que cubra por las dudas. Así que cuando la pelota vuelve quedamos mano a mano. Jeremías Lucero la lleva bien y cuando lo rodean se la suelta a Baldissoni, que conoce bien ese arco y nos las hace caber. Hay culo pero virtud porque lo hicieron en un flash. Y un duro golpe para nosotros, que nos quedamos mirándonos chupando un palo y empezamos viendo el partido desde abajo cuando lo teníamos controlado.

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Ese es el momento central, que angustiaba a Papá de Milton. Pensaba: All Boys ahora envalentonado va a aguantar esto, capaz que nos mete otro. Y si nosotros no los damos vuelta ahora, en el segundo tiempo va a ser muy difícil porque ya se van a acomodar. Empieza a pasar eso y All Boys descubre de pronto que había vida adelante de la mitad de la cancha, y estamos en problemas.

Pero hay una jugada rara, mezcla de rebotes y astucia, que comanda Abraham, que cortina Abrigo, que confunde a Schab, que termina con una jugada que tal vez haya sido penal pero en cualquier caso fue ley de ventaja porque le quedó a Chavito Sáez Dupó que acompañaba para meter. Todo de una jugada frontal en la que All Boys no arrancó mal parado y en la que nunca la pelota se abrió para el costado. Y ahora el que se quiere matar es All Boys, que quería llegar a la orilla del entretiempo arriba.

El empate hasta ahí es justo y un poco avaro para nosotros, que habíamos hecho más en el primer tiempo, pero zafamos de una mala. No todo el mundo tiene la suerte de volver de un error propio.

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En el segundo tiempo Santa Rosa cambia el aire y no hace pie. Empieza a sufrir un poco con pelotas aéreas, pero Urigüen queda bien parado cuando le llegan los tiros y los zagueros nuestros no dejan huecos regionales. El partido está tenso y fluye.

Es posible explicar entonces lo que pasa con jugadas, pero también con actitudes: la paciencia para armar jugadas por el piso, el no apuro para tirar un centro revoleado a la nada. Hay una triangulación que sale mordida, All Boys presiona la jugada hacia afuera y nos bloquea el acceso al área, y cuando parece que todo se va a diluir sale un pase para Wendy que pica al vacío, se encorva y la suelta en diagonal al palo de afuera, pero del lado de adentro del arco. Tío Pumba y Papá de Milton abrazan a Milton y todos le golpeamos el pecho a Abuelo de Milton.

Santa Rosa quedó en control del partido, pero de vuelta, un pequeño detalle nos complica la vida. Doble amarilla para Ángel González justo cuando Tapita García estaba en la línea para reemplazarlo y ponerle presión a All Boys. Entonces sin tapita, y sin Ángel, All Boys queda libre para meter cambios ofensivos y llenarnos de gente el medio y el área.

Lo hace y funciona a medias. Porque Santa Rosa corta las líneas de pases, no deja flancos para tiros fáciles, ensucia lo que All Boys limpia, no hace fules bobos. Partido muy bien jugado y sin flaquezas del albo. Tío Pumba, que es miedoso, dice: la aspiración mía es que lleguemos así hasta los 40 cosa que les alcance ponele para empatarnos, pero que no nos lo den vuelta.

Pero antes de eso pasa algo que podría haber cambiado el rumbo del partido: pelota franca para Tapita García que obliga a Roo, arquero de All Boys, a salir afuera del área y rechazarla. Todo el mundo pide mano, que hubiera sido expulsión. Pero Milton pudo ver que Roo saltó y la sacó con el pecho: una muy talentosa, y creativa, y culona, forma de resolver un problema extremo.

Abrigo, que se corrió todo en el primer tiempo, había salido. Su lugar en el desborde, secuestro y aguante de pelotas lo tomó Wendy, genial y afiladísimo, lo que nos sirvió para ganar aire y también para ganarle minutos a ese final que se estaba haciendo cada vez más largo. Lo sufrimos más de lo que debimos, porque lo ceirto es que no hubo ninguna revolcada extrema, ni nada demasiado acosante, más allá de algún tiroteo.

Después de dar mil minutos, al final, Caty Gomez lo terminó y levantamos los brazos al cielo, orando y bendiciendo al señor. Hemos ganado un partido chivísimo. Porque además nos hubiera mandado el ánimo al piso no ganarlo. Porque hemos sido beneficiado por resultados que nos dejan en la punta, y con alguna ventaja, en un torneo cortísimo (esto es apertura, en cuatro fechas se termina). Santa Rosa vuelve a vivir, está en pie, All Boys se retira con el pantalón lleno de preguntas, ya borrado de esto. Nos vemos en el clausura.

Todos saltamos e ingresamos al estadio, vemos la tribuna Montigni y por primera vez hay ahí en el aire algo de las campañas del ascenso 2009 y del oficial 2010: ímpetu, mística y convicción.

Sufrió, pero salió.

Abrazos.

MILTON, EL CETACEO ALBO DEL PENI