Empieza el segundo tiempo, vamos perdiendo otra vez, y Milton oye una voz que dice: "si les hacemos un golcito ahora, capaz ellos se asustan".
Es la voz de abuelo de Milton, que terminará subido al alambrado gritando "HIJOS NUESTROS, les ganamos SIEMPRE". No diremos aquí que abuelo de Milton no viene muy seguido a la cancha. Al rato estará diciendo: "el último marcador de punta que hizo dos goles en un clásico fue ese que habíamos traído de Buenos Aires que jugaba con calzas abajo del pantalón, en un All Boys Santa Rosa que se jugó en 1990 en la Spinetto cuando todavía no tenía boulevard". Papá de Milton tiene una vaga idea de ese jugador, cuyo apellido era algo así como Benvenuto, pero no recuerda muy bien. Sí que sabe que lo de Izaguirre fue HISTÓRICO.
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Se nos complicó llegar a Realicó por un problema con el Torino así que nos tomamos un TUS TUP pero llegamos tarde con los dos goles hechos y para nosotros el partido salió cero a cero. De ahí en más el partido fue parejo, ponele, pero eso nos dejaba obligados a ganarle a All Boys.
Y ahí fuimos a ver si eso pasaba el sábado. Papá de Milton recuerda: la otra vez que hubo partido antes de elecciones, en las PASO, le ganamos a Doblas un partido clave que nos dejó de vuelta en el campeonato. ¿Por qué ahora no puede pasar lo mismo?
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Teniendo en cuenta lo que podíamos esperar, bocha de gente en el Mateo, incluso después de varias derrotas, demostrando que Santa Rosa funciona y está vivo.
En la cancha el partido empezó frío y bartoleado, sin quiebres de líneas.
Pero a los 26 del primer tiempo hay una pelota que subimos a cabecear, no la sacan y pasa lo que había pasado en el Turnes en primera rueda con Izaguirre entrando a un rebote y pegándole arriba. Esa vez fue palo y afuera, pero ahora el viento la corre un poco y la clava adentro. Es gol nuestro y una lotería que nos sacamos para ponernos arriba.
Aguantamos entonces, pensamos y hacemos cuentas, pero la carroza se le convierte en zapallo a la cenicienta en dos minutos. Hacen pim pam pum y se la dejan cortita a Baldissoni para que nos empate. Y en otra jugada pum pim pam, defensa superada, Izaguirre queda mal parado y manotea la pelota para evitar un gol casi hecho. Saffeni patea penal y nos dan vuelta el partido, sin despeinarse.
"Este es el momento clave", dice Milton. "Hay que aguantar hasta que termine el primer tiempo sin que nos hagan un gol y sin que nos echen a nadie". "Pero no creo que lo logremos", piensa. Pero sí, el albo llega con once jugadores y perdiendo dos a uno al entretiempo, y Milton piensa que tal vez de alguna forma se pueda llegar a un empate injusto, porque dentro de la justicia All Boys le había bastado jugar cinco minutos para meternos dos goles.
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El gol que todo cambió fue esa subida de Izaguirre, que nadie tenía en el radar, así que lo dejaron medio abierto. El vasco vio el hueco y pateo, punto, como dice el manual de Milton. Nada de prolongar la jugadita, con pase al costado. Si hay tiro se patea, muchas no van a entrar, pero nadie nunca metió un gol sin haber pateado.
El gol impresiona y con eso Santa Rosa encuentra el pote de autoestima que se le había perdido en Villa Iris y se lo embadurna en el lomo. Empoderado, nuestros chicos patean un centro chotón y medio frontal, y con Oliván yendo a rechazar Lucas Del Río salta diciendo "por el Poder de Greyskull" y le saca una cabeza a todos para peinarla al fondo. Tío Pumba está tan mal acostumbrado a que algo malo nos pase que no lo festeja pensando que algo ilegal tiene que haber hecho Lucas y que el árbitro lo va a anular.
Pero no, Santa Rosa ha metido ahora su tercer gol y el partido da otra voltereta en el aire y queda del lado nuestro.
¿Lo agarramos, o lo soltamos?
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Y Santa Rosa lo agarró. Dando ventajas de material porque Wendy se quedó afuera, traumatizados y tirándose muy atrás por ratos, pero atentísimos y solidarios y CON GANAS, fue borrando de la cancha a All Boys. No pudieron rehacer los circuitos y sólo les quedó ir arriba un par de veces a cabecear, no se regalaron foules tontos y se trató de manejar bien la pelota, incluso generando tres chances claras de meterles lo que hubiera sido un mazazo para golearlos (y qué pena que no se pudo, en serio).
Santa Rosa no sólo sorprendió al ganarle a un equipo que hoy por hoy es superior, sino que además sorprendió porque al final del balance es claro que ese fue el resultado que el partido mereció tener.
Lo que es un mérito bárbaro para todos.
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En un punto, está claro que este era el partido más importante aún cuando nos quedemos afuera en la fase de grupos del Provincial. Nos sacamos una mochila y es el partido del año, todo está dado para que vayamos tranquilo a Pico sabiendo que es difícil (muy) ganar ahí pero ahora vamos sabiendo que podemos hacer goles de jugada.
En una de esas, capaz ese no fue nuestro último partido del año en el Mateo.
Igual si fuera, la tapa del domingo es nuestra y no nos la saca nadie.
1 comentario:
Fortunato se llamaba ese jugador. Jugaba de 4.
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