Bueno, esa es la arenga de Piratas del Caribe, pero más o menos la idea se entiende.
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Después de lo cual el partido empieza y Belgrano empieza a jugar muy bien. Mérito de ellos. Miren esto, lo que pasa a los doce minutos. Léanlo en voz alta.
Hay corner desde la derecha para Belgrano. Cabecea Seip, travesaño, pica en la línea, Morettini patea, el Mono saca en la línea, al medio del arco, le queda a Nani Muñoz que patea y pega en el palo izquierda, Guerra le pega mordido y Alanís saca en la línea, Constantino le pega con la rodilla y la pelota vuelve por donde vino, pasando por toda la boca del arco a media altura, a treinta centímetros del gol sin que nadie acierte a pegarle, mientras el Mono sigue tildado mirando el poste, y la verdad es que en ese momento todo el mundo se mareó y nadie sabe donde está la pelota. Todos se miran entre ellos, hasta que el árbitro mira al línea y pita nuevo corner.
No fue gol.
Mas allá del susto, Santa Rosa ajustó las marcas y empezó a jugar. Ya fue otro partido y Belgrano tuvo también sus problemas. Alguna chance de gol neta, cierta lentitud de ellos atrás, muchos fules a favor nuestro. El partido, en fin, estabilizado.
Pero pintó zona de tormentas, en dos tiempos. Primero, ante un avance de Belgrano Constantino sale a cerrar y choca con Guerra que venía lanzado. El tobillo le duele como la concha de su madre y tiene que ser cambiado por Epinal.
Segundo, aparece el monstruo del videojuego, Nani Muñoz, como no lo esperábamos, de cabeza, la peina y va arriba, nada que nadie pudiera hacer para evitarlo, un dolor de huevos en el último minuto del primer tiempo.
Y todo muy feo parece de pronto: si hay un equipo que puede manejar resultados, ese es Belgrano.
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A pesar del golpe, Santa Rosa vuelve al campo con actitud y confianza. Se acomoda mejor y abre el juego mostrando todas sus cartas de ataque. Belgrano jugará un segundo tiempo malo de mitad de cancha para arriba así que el partido queda en zona de descuento. El sol brilla luminoso.
A los 17 minutos, un pase hondo y raro de Lucas Francia encuentra a Ariel picando, ganándole en velocidad a Nicolás Muñoz, apreta el cuadradito y la cruz, define de primera otra vez sobre el arquero, una marca registrada de la casa.
Con el empate el partido queda abotonado por un ratito. Belgrano queda muy nublado y tiene aproximaciones, latigazos, no vías de ataque limpias. Santa Rosa, como el Diablo, espera que Belgrano se equivoque con el tridente en la mano. Pero el Diablo mete la cola y Macchi expulsa a Francia por un foul insignificante, y quedamos con uno menos.
Mientras tanto, Tío Pumba escucha la radio y nos informa que All Boys le dio vuelta el partido a Germinal, después de ir perdiendo dos a cero. Eso cambia un poco las cosas en el mapa de posibilidades. Con All Boys ganando, Belgrano sabrá que si perdía ayer se quedaba afuera de todo, un escenario de catástrofe, fracaso, vergüenza, humillación, hecho aberrante, excomunión, todos esos calificativos que le gusta usar a Coller para decir que alguien perdió un partido.
Condorito se jugó no haciendo ningún cambio y los de arriba se pusieron el overol para amucharse al medio. Desde la tribuna de Belgrano se gritará gol dos veces, en dos pelotas que pasan cerca con el Mono haciendo vista, pero nada más que eso. En fin, ya estamos curtidos para los cagazos, así que todo bien. Otra vez tuvimos que explicarles nuestros sentimientos de modo gestual, mirar a la popular visitante, juntar el pulgar con el índice de la mano derecha, meter y sacar el índice de la mano izquierda.
Más allá de eso, el volumen de juego de Santa Rosa fue, en el balance, superior: jugó más durante más tiempo, podría haber ganado el partido si algo importante hubiera dependido de ello.
Pero el empate era quedar adentro. Hacia el final, la única novedad es que el resultado en la Spinetto vuelve a cambiar y todo termina en un empate. Nada, absolutamente nada, cambia con ese resultado.
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Un dato de color del partido. En muchos momentos, nos damos cuenta que el volumen de la radio nos queda corto, que aunque lo pongamos al máximo no podemos oír a Seba Borthiry. Nos acordamos de una vez, en la cancha de la Ruta 5, éramos 32 espectadores del Albo, y Papá de Milton decía: "estamos sentados en un volcán dormido, ahora hay que tener la antorcha encendida, pero esto en algún momento va a explotar". Y bueno, explotó.
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Incomentables las increíbles decisiones de Macchi que terminan con Guerra y Rambur afuera. Hiperridículo en el primer caso, donde el delito consiste en una puteada al gran Kelo Quevedo por no alcanzarle la pelota. Trataremos de mover nuestras influencias para que el Tribunal de Disciplina minimice el impacto de estas injusticias.
También incomentables los incidentes del final, en parte culpa de la policía por no mover el orto para organizar la salida, y luego hacer una escenita de grupo comando con nueve helicópteros dando vuelta. Menos mal que fuimos caminando, si hubieramos tenido piedrazos en el Torino Tío Pumba se muere de un ataque al corazón.
También peligrosísimo el revoleo de piedras y balas de goma donde hay chicos chicos y grandes grandes. Y toda esa teoría de quién corrió a quién, parecen dos perros cachorros que juegan entre ellos. Feo todo. Mientras miramos el lío desde la gomería, piedras que van y vienen, nuestra única idea, profundamente elaborada, es decir: qué pajeros.
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En fin, el partido se va. Aun sabiendo que no ha ganado todavía nada, el plantel de primera, y todo Atlético Santa Rosa festeja el logro colectivo de una generación que pasó largas temporadas en el sótano, y que ahora mira a todos, contenta y en su sitio, con un lugar asegurado en la azotea. Una fecha antes, sin drama alguno, no se derrotó al monstruo final, pero se pasó de pantalla, tranquilo.
Vení, decime ahora vos sos de la B.
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Qué grosso Chilavert, qué pionero que fue, cómo abrió caminos. Nuestra reserva ganó dos a uno con goles de Tachuela y penal metido por Ander. Así evitó que el Trico diera la vuelta en nuestra cancha y metió presión, si Belgrano pierde la fecha que viene y Santa Rosa gana, es campeón de la Zona Sur.
En primera el albo formó con Bruno Michelena; Pablo Alanís, Marcelo Constantino, Diego Calvente, Mario Ibanbargoitía; Mauricio Rambur, Lucas Francia, Gabriel Sayago; Ariel Abrigo, Coqui Susvielles y Gastón Lezcano. En el PT ingreso Mario Epinal. El partido se jugó en el Estadio "Mateo Calderón", donde había 429 hinchas de Santa Rosa. En la popular visitante había 214 personas. Al empezar el partido, la temperatura era de 15º, sin viento, con sol. Lo arbitró Paolo Macchi, con un error muy común entre los jueces locales: cobran mas o menos bien los fules, pero manejan las tarjetas con criterios de amonestación y expulsión ridículos. Los tres jugadores que expulsó ayer estuvieron mal echados. Hasta preferiría que cobren mal, pero sin echar gente, lo que desvirtúa los campeonatos con la cantidad de tipos que tienen que verlo de afuera. Esta gente no puede dirigir mas en primera hasta que no se les enfríe un poco la cabeza.
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