"Roca hace negocios y su hermano ataliva", decía Sarmiento, queriendo decir que Ataliva recaudaba. Ataliva Roca era el hermano del general genocida, su hombre de negocios, el proveedor del ejército a precios inflados durante la campaña del desierto. Hoy Roca (Julio) está en los billetes de cien pesos y Sarmiento en los de cincuenta. Ataliva Roca no tiene moneda pero tiene un pueblo: sobre sus tierras personales, doble fruto de la exterminación del nativo y de la corrupción del Estado, se alza un pueblo que es hoy faro de las protestas rurales. Se juega allí un nuevo episodio de la lucha del bien contra el mal, y el bien triunfa, aunque eso no es lo que siempre sucede.
Pampero 0 - Santa Rosa 5
El partido se jugó en el "Estadio Monodeportivo" de Ataliva Roca. Asistencia: 127 espectadores de Ataliva Roca, 92 espectadores de Santa Rosa. Nuestra reserva ganó 2 a 0. La temperatura era de 38º al empezar el partido, en el que prácticamente no hubo viento. Santa Rosa jugó con la camiseta blanca tradicional tipo Real Madrid (primera vez que lo hace en este torneo). Ataliva, con la albirroja tipo Atlético de Madrid.
Mientras tanto, en Santa Rosa, Sarmiento derrota 1 a 0 a Campos de Acha. En el clásico de la ruta 5, Uriburu derrota de visitante a Anguilense 3 a 2 en un partido montaña rusa. En el clásico de las úes, Unión de Acha le gana de local a Unión y Amistad de Santa Rosa, 1 a 0.
24 horas antes, en otro episodio de la eterna lucha del Bien contra el Mal, el partido es parejo y el Bien, superado por momentos, mostrando tremenda garra y sacrificio, no puede, no logra revertir la desventaja. Al cabo, la Cuarta división del Mal se consagra como el equipo campeón del Provincial de inferiores, dando la vuelta olímpica en el Estadio del Bien.
4000 kilómetros al norte y dos horas después, un golfista de origen humilde juega contra los ricos y ve como se esfuma la chance de su vida, no podrá ganar Augusta, y nunca más va a poder estar cerca. Le pone huevos pero el Mal se inspira y queda dos golpes por delante de él cuando quedan dos hoyos por jugar, pero un pequeño milagro ocurre y revierte la ventaja para llegar al desempate. En el primer hoyo de muerte súbita, le pega a un pino en el primer golpe y la pelota cae en un rosetal. Como no se puede ver mucho, cierra los ojos y le pega: va derecho otra vez a un árbol, pero el rebote le abre una puerta. Cabrera empuja esa puerta y el Mal lo deja entrar. Irán al segundo hoyo desempate donde el Mal vuelve a pegarle mal, la tira a la casa de la vecina. El Bien no desaprovecha la oportunidad y se pone el blazer verde. Ahí debe estar la verdadera tapa de los suplementos de los domingos. Pero la gente que va a ver el golf en Augusta es rara, parece que fueran hinchas de todos, que no hubiera bien, que no hubiera mal.
El albo formó con Michelena; Ortellado, Constantino, González, Ibanbargoitía; Montigni, Maidana, Agüero y Sayago; Susvielles y Andrágñez.
Lo arbitró Franco Ponce (mas o menos bien) y, por alguna razón, expulso a Ibanbargoitía y a Rambur a los 38 ST.
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El resultado abultado no debe hacernos creer que lo que pasó es que el rival era fácil: no lo es ni lo será, Pampero. El baile que sugiere el cinco a cero sólo se dio cuando el partido estuvo medio definido, la segunda mitad del segundo tiempo. La mayor parte del juego fue más complicada, y el partido en general quedó marcado por un gol tempranero de Santa Rosa, que obligó al local a ir a buscar el descuento, dando margen y aire para el albo.
A los siete minutos, hay una pelota pifiada que queda rebotando en el vértice del área grande y dando piques verticales de tres metros. Ojos bien abiertos, Jesús Andrágñez se da maña para pelearla, para generar dudas en el defensor que la quiere cubrir desde atrás y no acierta adonde cae. El arquero no sale, Jesús gana la posición, sale disparado de frente al área y cuando el arquero da el paso adelante, define con un tiro bajo que pasa cerca del palo. El gol, todo el mérito para Jesús.
Así fue que el primer tiempo se juega con el albo parado de contra y por momentos Pampero genera peligro, pasan tiros rasantes amenazando el arco del Bien: en uno, un zaguero albo pierde pie y baja la pelota con la mano, pero el juez juzga correctamente que no hubo intención y no da penal; en otro, una tremenda jugada individual culmina con palo y rebote. El albo más o menos aguanta y responde, vemos posiciones raras en la cancha (Sabino y Sayago por momentos quedan parados detrás de Cartucho) pero buen juego. El ambiente es tenso, hace calor, el partido queda abierto al final del PT.
Damos vuelta la página y la cosa sigue parecida, Pampero se viene y el albo se retrasa. Pero hay todo un campo detrás de la mitad de la cancha y Andrágñez lo conoce, le tiran un pase de 50 metros y otra vez se acomoda de espaldas para acertar el lugar donde la pelota va a picar, para girar sin caerse y para definir antes que lo cierren. Toda la jugada dura seis segundos y se liquida así el partido, a los 20 minutos del segundo tiempo.
Pampero quiere volver pero no es lo mismo, no es lo mismo, dijo Ale Sanz. Andrágñez, la figura de este partido, realiza su última contribución al Bien al ponerle un centro en la cabeza a Susvielles para terminar de definir el asunto, para que empiece el show del jogo bonito albo, tres goles en casi diez minutos: tercero y cuarto de Coqui, el quinto de Peredo (ingresado por Jesús).
Susvielles quedará como el primero de la tabla de goleadores (3 tantos) y el equipo también va a ser el primero de la tabla de posiciones: al final de la tarde, cuando nos enteremos de los resultados, Santa Rosa llegará a la punta con 7 puntos, escoltado de cerca por Sarmiento y Campos, con 6.
El bien triunfa, aunque es sólo una batalla y no la guerra. Miramos la agenda y vemos que el domingo que viene está resaltado: partido abismo, se juega la Batalla de Campos en General Acha.
Abrazos.
2 comentarios:
hola milton, epinal no jugò, lo hizo ortellado.
saludos
Es verdad, el cuatro era Ortellado, no Epinal que nos había quedado de la formación de la fecha anterior. Corregimos.
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