Son las seis y dos de la tarde, imagínense la escena: estamos infiltrados en territorio enemigo, enfrente de donde se ubica la hinchada de Santa Rosa. Qué pena, han cobrado la pena máxima y es en nuestra contra. Desde el acantilado que rodea la cancha, Tío Pumba mira de frente a Otamendi, lo señala, y hace el secreto ritual del penal rival errado, el mismo que hizo infructuosamente tantas veces en aquella fatídica final con Guardavidas.
Campos 0 - Santa Rosa 0
El partido se jugó en el Estadio "El Cráter del Sur" de General Acha, ciudad de la amistad. Asistencia: 359 espectadores de Acha, 49 espectadores de Santa Rosa. La temperatura era de 25º. Santa Rosa jugó con la camiseta blanca tradicional; Campos, con la celeste lisa tipo Belgrano de Córdoba. Los dos usaron pantalones cortos blancos.
El viernes por la noche, la Liga aprueba la afiliación del Che Guevara pero rechaza su incorporación al torneo que jugamos ahora. El Che Guevara amenaza con apelar a la Justicia, al Superior Tribunal, al Tribunal de Cuentas, a la Corte de Costa Rica, al Corte de Manga.
El sábado por la noche, en el adelantado para la televisión, Unión y Amistad es derrotado "agónicamente" por Anguilense, dice El Diario. Imaginamos que el resultado ha sido uno a cero. Al mismo tiempo, Pocho Arrieta retiene la corona sudamericana de los 59 kilos en una pelea dramática, logrando un agónico nocaut técnico en el último asalto de una pelea que lo vio perdiendo y muy lastimado.
Domingo a la tarde: la Liga, en una decisión que celebramos, hace jugar los partidos y que el devaluado superclásico se vaya a la puta que lo pariò. En Toay, Guardia y Pampero de Ataliva Roca empatan 2 a 2, un resultado que es una derrota para los dos. En Uriburu, el local se afianza como la revelación y le mete un 3 - 1 a Sarmiento para llegar a la punta del campeonato, acompañando al albo, con 8 puntos. Campos estuvo a doce pasos de los 9, pero se quedará con 7, tercero.
El albo formó con Michelena; Ortellado, Constantino, González, Bravo; Montigni, Maidana, Agüero y Sayago; Susvielles y Andrágñez.
Lo arbitró Javier Sänchez, bien.
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"El Cráter del Sur" es el estadio más lindo de la B, pero es un poco intimidante, para que se den una idea, como mandando un mensaje, lo construyeron enfrente del cementerio dando a entender que ahí hay una advertencia. Tiene una simpática forma de circo romano, no es fácil jugar ahí, y todo el contorno está adornado con toscas de grueso calibre para ser prontamente usadas en cualquier refriega.
Es probable que el equipo se haya sentido un poco apichonado, y digámoslo ya mismo, el partido fue casi todo de Acha. La defensa del albo bancó los trapos marcando desde atrás, tratando de evitar grandes desbordes, aunque el concepto fue más interrumpir el avance que recuperar la pelota. En el primer tiempo Jesús, en el segundo Susvielles, intentaron hacer algo de contra, pero falta conexión entre ellos y coordinación con la línea media, total que no podemos contar grandes "salvadas" de Campos.
Y sí que las contamos en nuestro arco: Michelena sacó tres pelotas tremendas. Una salida arriesgada en el primer tiempo, achicando un mano a mano complicadísimo; un tiro de volea de Otamendi que sacó de milagro improvisando con la pierna a puro reflejo, otro remate a quemarropa en el segundo tiempo. Siempre muy atento, varias salidas en alto culminadas con seguridad, todo eso se acumula en el saldo para declarar al Mono como la gran figura del partido, el primer culpable del empate (de la no derrota) y la mejor noticia, lejos, para el albo.
Hubo nada más que tres gritos en total. En el primer tiempo, dos goles: uno es de Palermo, el otro de Gallardo, y el Mono ahoga varios otros gritos del partido que no se jugaba por radio. En el segundo, el albo se reacomoda y estabiliza poco a poco el juego, Campos se nubla y después de los 20 el partido se hace repetitivo y tosco, habrá que ver si algo pasa que lo sacuda.
Entonces, a las seis de la tarde, un avance por derecha nos vuelve a dar dolores de cabeza. Ahí es donde se grita un penal, que es el 90 % de un gol, según sabemos.
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Son las seis y dos de la tarde, faltan tres minutos más lo que el juez adicione para que termine el partido. La ceremonia se alarga y eso, pensamos, juega a favor nuestro. Al final, Otamendi toma carrera y le pega fuerte, cruzado, bajo, a un lugar donde Michelena no podrá llegar.
Lástima para él, que el lugar donde la pelota fue no es un lugar que estuviera dentro del arco. El ritual funciona, la suerte nos guiña el ojo y nos paga lo que nos cobró cuando pateó Sabino en Anguil.
El penal se va dos metros afuera.
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Resumen final: no nos gustó nada que el equipo no haya podido demostrar que puede quebrar a Campos, tenemos material para eso y tuvimos espacios para jugar. Pero vimos la derrota tan de cerca y nos aliviamos, era un partido fulero, no se perdió, a veces un campeonato se gana también con fechas así. Y en puntos el empate no suma mucho, pero vale más por lo que se pierde de ganar Campos, aparentemente un rival directo en la tabla y que, por lo que se vio hoy, es un equipo durísimo cuando te juega de local. El albo, mientras tanto, mantiene el invicto y se cruza con Uriburu, partido en el que deberá ganar para volver a ser único puntero. Eso será el próximo domingo, en el Mateo. Abrazos.
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