Andá al primer palo, Pepe.
Gran triunfo de una generación del club, la mayor alegría de todos los pibes que hoy siguen al albo, amargura total de un rival que salía campeón empatando y jugaba en su casa, la redención final del descenso a los infiernos de la quiebra y la B. Todo eso cabe en ese partido malo y en esos dos goles raros.
Y es así nomás en la vida como en el fútbol. Hay que picar al primer palo esperando que el compañero te tire ahí la pelota. No vivir esperándola a que te la den al pie.
1 comentario:
Muy bueno abrir la página y ver que volvió la pluma de Milton. Saludos.
Julio
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