Son las seis y cinco de la tarde. Fefé Suarez va corriendo como loco al área de la calle Ameghino.
Si este nos empata de cabeza, dice Tío Pumba,
me corto las pelotas con un tramontina.
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Hola Milton, dice abuelo de Milton desde el otro lado del teléfono. Quería decirte que el otro día pusieron en la página esa que yo dije que hasta el setenta se jugaba cuatro dos cuatro, pero no es así. Ya desde el 62 Brasil jugaba con Zagallo como wing ventilador, el tipo que subía marcando diagonales cuando iban al ataque y volvía para atrás derecho para incorporarse a la línea de volantes cuando la recuperaban, por más que en las formaciones aparecía como wing. Después en el 70 como tenían cinco números diez Zagallo, que ya era técnico, los puso a todos, y así jugaron juntos Rivelino, Gerson, Pelé.
Aparte otra cosa, dice, leí la formación en el diario y eso no es un cuatro tres tres, es un cuatro dos cuatro, porque Gaby es más delantero que volante.
Preguntamos si va a ir a la cancha. No, dice Abuelo de Milton enojado. Si juegan con cuatro dos cuatro van a perder, no tienen chasis para aguantar en el medio, esto es fútbol moderno, modesto pero moderno.
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En todo el partido notamos que Abuelo de Milton tenía un poco de razón. Gaby estaba jugando como si tuviera a Zagallo al costado haciendo de ventilador, pero Sabino estaba muy sonriente del otro lado del alambrado. Cartucho y Rambur quedaban casi solos para cubrir unos ochocientos metros cuadrados de cancha. Santa Rosa no podía hacer pie en el medio.
Pero en la segunda mitad del primer tiempo, Gaby se pone a jugar más de volante y menos de enganche y Santa Rosa engrana, hace un par de cosas interesantes. Cuatro tres tres sirve, se puede, pero no cuatro dos cuatro.
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Un par de cosas interesantes, y dos goles. Tiro libre fuerte de Pablo Alanís, Fefé da rebote con tres tiros por dos pesos, Susvielles aprovecha y la mete, cumpliendo por primera vez con la ley del ex.
Al ratito, última jugada del PT, aparición brillante de Gaby por derecha con superpase centro al punto penal, el corazón de las tinieblas, Coqui justo está ahí, desmarcado, tomando carrera, ajusticiando ya a Fefé. Como había hecho dos minutos antes, educadamente no lo grita.
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En el segundo tiempo Macacheen, muy jugado, se va a tirar con tres cuatro tres. Condorito sube la apuesta, saca al 50 % de los volantes que teníamos (lo saca a Cartucho) y pone a Walter Nicollier. Santa Rosa termina jugando, posta, cuatro uno cinco, como Inglaterra del 66. Las buenas intenciones de Condorito, un poco condicionado por la falta de banco (no había ningún volante para poner) nos generaron un agujero negro en el medio que Macacheen iba aprovechando.
Nosotros nos perdimos algún gol, tal vez más de uno, pero ellos se los perdieron todos, de cabeza, de cerca, de afuera.
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El cambio que debió hacerse era meterlo a Oscarcito Bravo, y mandar a Epinal a reforzar la zona media. Terminamos jugando con Coqui como hombre de marca, el inodoro en el living. El experimento podía habernos costado carísimo, si no fuera que Macacheen hizo el primer gol demasiado tarde -un tiro banana de Benvenuto en una mala salida, con Michelena mal ubicado- cuando sólo les quedaron dos jugadas más, y esas dos bien que nos dieron un sufrimiento de madre, acaso de puta madre.
Pasamos sofocones atrás. Nos salvó Pablo haciendo casi todo bien en el primer tiempo, y los caños del arco de la Ameghino en el segundo. Jugando raro y no mucho, Santa Rosa se llevó tres puntos casi gratis, o mejor dicho dos, porque a esta altura tenemos que decirlo: el resultado justo del partido debió ser un empate.
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Pero no habremos sufrido al cuete, cree Milton, si de esto aprendemos la lección: nunca hay que desatender el medio. Y por más que nos guste ver a Gaby, Ariel, Coqui, Walter y Gastón en la cancha, si juegan todos juntos no hay red abajo que los apoye. Sólo será un recurso extremo para cuando estemos ya jugados.
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En otro punto de la ciudad, modesto pero importante triunfo de Belgrano. En un pueblo perdido del Sur, mientras tanto, Doblas cae otra vez de local y se empareja el campeonato. Así que así quedó, dice Natalia Fava. Se termina la primera rueda y estamos ahí, en zona de podio y cerca de la punta. Nos queda una fecha libre, y en quince días, la cita más esperada: el superclásico en el Mateo.
No sé si dijimos, de paso: por fin ganamos de local, eso es buenísimo.
Felices pascuas. La casa está en orden.
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Santa Rosa 2 - Atlético Macacheen 1
El albo formó con Michelena; Calvente, Alanís, Ibanbargoitía y Epinal; Maidana, Rambur y Sayago; Abrigo, Susvielles y Gastón Lezcano. En el ST entraron Walter Nicollier y Pablo Peredo. Lucas Francia, que iba a jugar de entrada, se lesionó en el precalentamiento. El partido se jugó en el Estadio "Mateo Calderón", donde había 197 hinchas de Santa Rosa, no mucha gente. En la popular visitante había ayer 86 personas y muuchas banderas, se llevaron todo lo que tenían, hasta alguna que no era de Macacheen. Alto espíritu serpentinero en el pueblo del Sur, tirando miles de rollitos de caja registradora para saludar la entrada de su equipo, lo cual hizo que se retrasara el comienzo del partido porque hubo que sacarlas de a una y era una hinchada de huevos. Al empezar el partido, la temperatura era de 17º y el viento era más bien poco. Nuestra reserva ganó tres a uno y termina la primera mitad del campeonato segunda, con 13, a tres puntos del líder Belgrano. En primera, el Rojo de Macacheen jugó con camiseta blanca, lo que nos obligó a usar a nosotros la alternativa negra por primera vez en el año. Lo arbitró Medina, muy bien.